ANAHATA

Chakra del corazón

En las religiones occidentales, la cruz tiene un brazo horizontal corto y un brazo vertical largo, que simbolizan una pauta de energía que principalmente sube y baja con pocas expansiones laterales.

La cruz de este ejercicio tiene cuatro brazos iguales, subrayando la completa expansión de nuestras descargas de energía, tanto hacia arriba como hacia fuera. Poner la energía del corazón en un estado de equilibrio simbolizado por la cruz, exige no sólo una conciencia de la energía que entra, sino una expresión adecuada de esta conciencia hacia el mundo que te rodea.

Relájate ya, aspira profunda y abdominalmente, coge aire y empieza a echarlo por la boca. Imagina la cruz con sus cuatro brazos iguales. Tres de ellos, el brazo superior y los dos laterales, están abiertos en sus extremos. Sólo el extremo inferior está cerrado. La cruz debe ser tan grande como tú y debe estar junto a ti. Puedes imaginarla como una cruz hueca, vacía y transparente para que pueda llenarse. Ahora llena tu cruz con un líquido, gas o sustancia verde y dorada. Sorbe fuerte mediante un tubito o pajita, la sustancia y llévala comprimiéndola hacia la base de tu columna. Respira profundamente y deja que el color suba hasta el nivel de tu corazón y se quede allí. Aspira de nuevo dentro de la cruz y a continuación aspira como antes; expulsa ahora toda la sustancia de modo que salga a chorros por los extremos abiertos. La sustancia deberá salir con fuerza creando una llama y transformando la cruz en una flor de lis de energía. ¿Has visto la imagen?

Localización: En el centro del pecho.

Color: Verde, también rosa y dorado.

Elemento: Aire.

Sentido: Tacto.

Símbolo: Loto de doce pétalos.

Glándulas: Timo.

Funciones: Desarrollo de las cualidades del corazón, amor, simpatía, compartir, apoyar con el corazón, desinterés y altruismo, entrega, sanación.

MEDITACIÓN
Si se mantiene la observación sobre uno mismo y sobre los errores que se cometen con relación a los demás, se harán grandes progresos. Es necesario comprender que no somos seres únicos, que formamos parte de algo infinitamente mayor y que en ello debemos disolver el ‘‘yo’’ y el egoísmo, teniendo capacidad de amor y de sentir compasión por uno mismo y por los demás. Actitud de felicidad y alegría.