Cada uno de los siete chakras tiene un modo particular de transformar la energía. Empezando desde arriba, el chakra de la corinilla (cuerpo pineal) recibe y transmite la energía espiritual, del conocimiento. El chakra de la frente (glándula pituitaria) sintetiza y desintetiza la energía. El chakra de la garganta (tiroides) expresa la energía, es decir dinamiza la acción. El chakra del corazón es el área de transmutación de la energía. El chakra del plexo solar se ocupa de la energía emocional y física, del dolor y del placer, de la tristeza y de la alegría. El chakra del bazo es un centro de energía vital. El chakra del sacro (gónadas) es el depósito, el tanque de reserva de energía (bazo) que entra en funcionamiento sólo cuando el depósito está vacío.
La actividad de los chakras resulta de la condición de nuestros estados físicos, mentales, emocionales y espirituales en cada momento. Así pues, en esta variación de nuestros humores, los chakras están más o menos potenciados. Y aunque a menudo oigamos decir, ‘‘abrir los chakras’’, ésta no describe lo que ocurre realmente.
En realidad nunca ningún chakra está cerrado. Está en estado pasivo dormido, pero preparado para accionar nuestro organismo. No estaríamos vivos si los chakras estuvieran cerrados. Este sería el fin si alguno de ellos estuviera cerrado. El flujo o la vibración de un chakra a otro, es continuo y dinámico. Tanto si es visible como si no lo es existe siempre, a pesar que pueda variar su longitud de onda o cambiar su nivel de actividad.
Cada uno de los siete chakras, tiene como complemento exterior una de las siete glándulas principales del cuerpo, cuyas funciones actúan recíprocamente unas con otras, de un modo todavía misterioso para la ciencia. La energía de cada chakra parece dirigida desde cierta zona de la espina dorsal. Los chakras son pues, fuentes de energía y salud. Los desequilibrios de la mente y el cuerpo que sufrimos todos, son el resultado de esta energía bloqueada. Es que algún órgano no funciona bien y su chakra correspondiente no manda la energía vital suficiente a este órgano.
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